Si bien el fútbol fue traído a México en 1892 por los inmigrantes británicos, nuestro país ya tenía el antecedente con el juego de la pelota en donde se tenía que anotar en un aro para conseguir la victoria, esto sin dejar que el balón tocase el suelo y pegándole a la pelota solamente con la cadera, hombros, espalda y glúteos. Es por eso que una vez que llegó este deporte fue muy bien recibido.
El mundial de México de 1970 marcó un antes y un después para nuestro país, pues fue le primero en ser transmitido a color a nivel global, el primero en jugarse fuera de Europa y Sudamérica, el primero en tener tarjetas de amonestaciones y sustituciones, y el primero que detonó el potencial comercial del torneo.
Además de que fue un reto que este mundial se celebrase en México no solo por el agobiante calor, pues se generaron preocupaciones por la geología de nuestro país: altitudes sumamente elevadas, particularmente en las sedes de Toluca (a 2,650 metros sobre el nivel del mar) y Ciudad de México (2,225 metros). Incluyendo la barrera de lenguaje entre jugadores y árbitros, es por eso que se usaron los colores de los semáforos para las tarjetas: Amarillo prevención y Rojo alto total.
Pero a pesar de todo, el primer Mundial en México fue vital para que el país fuese seleccionado como sede en 1986 y 2026 y medio siglo después sigue siendo considerado uno de los mejores Mundiales de la historia.